Carta de amor a la hermana ausente*
25 febrero, 2017 § Deja un comentario
saliste corriendo de la casa de la fiebre
saliste descalza de blanco y coronada de ortigas
miraste atrás solo para escupir
dijiste ya tengo pena suficiente
y yo temí la tala o el incendio
[No voy a contaros cómo murió mi hermana porque no está muerta]
¿recuerdas aquella vez que me mordiste la lengua
y estuve dos semanas sin hablar?
en el mapa de dolores que metiste en mi bolsillo
la noche antes de perderte entre los robles
había marcadas doscientas cincuenta y seis cruces
¿te acuerdas cuando te encontré debajo de la cama
con sangre propia entre las uñas?
esperé a que volvieras mientras la lluvia
disolvía la tierra golpeaba las piedras acallaba a los pájaros
y ya estaban enfermos todos los caballos
[No voy a contaros cómo murió mi hermana porque no está muerta]
dejé que te acercaras y me hurgaste dentro
tumbadas blancas y apretadas sobre la greda
mi hermana la de los pies pequeños tan descalza
mi hermana la de las manos espigas tan sagrada
dejé que te acercaras y me hurgaste dentro
¿recuerdas que intenté despertarte mordiéndote en el hombro?
¿recuerdas cómo me dolía el cuerpo de tanto levantarte?
dabas las gracias a las niñas por crecer
pero yo te quise siempre con cintas en el pelo
coronada de serbales asfixiada de hojas
yo te quise siempre cerca y fría
con la boca azul llena de abejorros
*Este poema forma parte del proyecto Cartas de amor a Angélica Liddell en el que la poeta Ana Gorría me invitó a participar junto a los poetas Álvaro Guijarro, Verónica Durán y Sara Martín, y que se publicó en la revista Transtierros. Cada texto está acompañado por un autorretrato de Angélica que forman parte del libro Via Lucis, publicado por Continta me tienes.
El taxidermista
15 marzo, 2016 § 3 comentarios
El taxidermista es mi último y pequeño libro de poemas.
El taxidermista está ilustrado por José Ángel Moreno, joven artista sevillano con mucho talento.
El taxidermista está editado por Bancarrota ediciones, pequeña editorial suicida.
El taxidermista pronto estará a la venta pero, de momento, os dejo este vídeo-aperitivo.
in words and voice: “A supermarket in California”, Allen Ginsberg
1 septiembre, 2014 § Deja un comentario
[escúchalo aquí: A Supermarket in California, read by the author]
What thoughts I have of you tonight, Walt Whitman, for I walked down the sidestreets under the trees with a headache self-conscious looking at the full moon.
In my hungry fatigue, and shopping for images, I went into the neon fruit supermarket, dreaming of your enumerations!
What peaches and what penumbras! Whole families shopping at night! Aisles full of husbands! Wives in the avocados, babies in the tomatoes!–and you, García Lorca, what were you doing down by the watermelons?
I saw you, Walt Whitman, childless, lonely old grubber, poking among the meats in the refrigerator and eyeing the grocery boys.
I heard you asking questions of each: Who killed the pork chops? What price bananas? Are you my Angel?
I wandered in and out of the brilliant stacks of cans following you, and followed in my imagination by the store detective.
We strode down the open corridors together in our solitary fancy tasting artichokes, possessing every frozen delicacy, and never passing the cashier.
Where are we going, Walt Whitman? The doors close in a hour. Which way does your beard point tonight?
(I touch your book and dream of our odyssey in the supermarket and feel absurd.)
Will we walk all night through solitary streets? The trees add shade to shade, lights out in the houses, we’ll both be lonely.
Will we stroll dreaming of the lost America of love past blue automobiles in driveways, home to our silent cottage?
Ah, dear father, graybeard, lonely old courage-teacher, what America did you have when Charon quit poling his ferry and you got out on a smoking bank and stood watching the boat disappear on the black waters of Lethe?
–Berkeley, 1955
Cuánto he pensado en ti esta noche, Walt Whitman, hoy que bajo los árboles he recorrido las callejuelas mientras me dolía la cabeza mirando afectadamente la luna llena.
¡En mi hambrienta fatiga, en busca de imágenes, entré en el supermercado de frutas de neón, soñando con tus enumeraciones!
¡Qué melocotones y qué penumbras! ¡Familias enteras de compras por la noche! ¡Pasillos repletos de maridos! ¡Esposas
entre los aguacates, bebés en los tomates!—y tú, García Lorca, ¿qué estabas haciendo tú allí junto a las sandías?
Te vi, Walt Whitman, sin retoños, solitario y viejo zapador, asomándote entre las carnes del refrigerador y espiando a los jóvenes reponedores.
Te oí preguntarle a cada uno: ¿Quién asesinó a las chuletas de cerdo? ¿A qué precio los plátanos? ¿Sois vos mi ángel?
Paseé, yendo y viniendo de las pilas de latas relucientes persiguiéndote, y perseguido en mi imaginación por el guarda de seguridad del establecimiento.
A grandes zancadas recorrimos juntos los extensos pasillos cada uno a su antojo catando alcachofas, apoderándonos de cada congelado manjar, y nunca pasando por la caja.
¿A dónde vamos, Walt Whitman? Las puertas cierran dentro de una hora. ¿Qué camino te señala esta noche la barba?
(Acaricio tu libro y sueño con nuestra odisea en el supermercado y me siento ridículo).
¿Caminaremos toda la noche por calles solitarias? Los árboles a la sombra añaden sombra, en las casas las luces apagadas, ambos vamos a sentirnos solos.
¿Pasearemos soñando con la perdida América del amor, dejando atrás coches azules en los aparcamientos, hacia nuestro silencioso chalet?
Ah, querido padre, viejales, solitario viejo maestro del coraje, ¿Qué America te encontraste cuando Caronte dejó de impulsar su barcaza y
te bajaste en una orilla llena de humo y te quedaste allí mirando cómo la barca se perdía en las oscuras aguas del Leteo?
10 de diciembre
10 diciembre, 2013 § Deja un comentario
¡Qué voy a decir!
Miss Hiedra hace y dice mejor que yo.
Manifiesto – Marina Abramovic
14 mayo, 2013 § 6 comentarios
no words
15 noviembre, 2012 § 1 comentario
amor
11 julio, 2012 § 1 comentario
El amor nos llega sin saber cómo ni cuándo ni por dónde se nos ha colado hasta el tuétano. Este amor se me coló por los ojos y las manos para después hacerse fuerte escondido detrás del esternón. Y con cada “pibí pibí” latían más fuerte todos mis huesecitos. Y cada gota de tintasangre derramada creaba una estampa indeleble en la retina. Un cuentecito maravillosamente terrible de los hermanos Grimm. Pero un cuento de los de verdad, sin edulcorantes añadidos y con toda su grasa y su colesterol y su sangre. Del enebro es un libro (cuyas sorpresas artesanales deberán descubrir ustedes mismos) de factura impecable a cargo de Jekyll & Jill, delicadamente ilustrado por Alejandra Acosta, con un esclarecedor prólogo de Francisco Ferrer Lerín y una interesantísma nota de su traductora Jessica Aliaga Lavrijsen.
El amor llegó enredado en las alas de un pajarito que canta alegremente pibí pibí y otros horrores.